viernes, 15 de enero de 2010

1984




Subtítulo: Carece.
Autor: George Orwell.
Editorial: Booket, 2007.

Sinopsis: El término distopía se asocia a la creación artística de un universo paralelo, o en su defecto futurista, que alude a una realidad apocalíptica o pesadillesca en los ámbitos moral, social, político o tecnológico. Hay centenares de ejemplos distópicos en la literatura y en el cine, que también reciben el nombre de ucronías (analogías inversas a la utopía). Sin embargo, es un trío de novelas el que constituye el culmen de la distopía del siglo XX. Fahrenheit 451, de Ray Bradbury; Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, y la novela que nos atañe, 1984, del británico George Orwell. Tal es la fuerza del trío como unidad, que se hace casi impensable nombrar una sin mencionar a las otras dos.
Fahrenheit 451 narra la historia de Guy Montag, un bombero que se dedica a quemar libros por ser un peligro moral para la sociedad. La cultura es erradicada en pro del bienestar y la igualdad social. En Un Mundo Feliz, las personas son manipuladas genéticamente desde el nacimiento para sentirse satisfechas y autosuficientes. En 1984, la reflexión es, si cabe, más profunda.
Podría hablarse de que la novela esconde un relato arquetípico y carente de interés, pero lo cierto es que las andanzas de su protagonista, Winston Smith, suponen una alegoría de la búsqueda de la libertad en una atmósfera opresiva, asfixiante y sobrecogedora. Una realidad en la que existe un Gran Hermano (con asombroso parecido a Stalin, ya que la novela fue escrita en 1949) que puede verlo todo y todo lo controla. Existe el crimental, una especie de libre albedrío psicológico, que debe ser denunciado y castigado. La pena consiste en una vaporización, es decir, una ejecución que conlleva el borrado de todas las pruebas de la existencia del condenado. Alguien vaporizado es alguien que nunca ha existido.
Pero lo realmente fascinante de la propuesta argumental de 1984 es la idea de que la historia es algo flexible y totalmente corrompible. Las personas son víctimas de un contexto histórico maleable y al servicio de los intereses políticos del Partido, una impoluta jerarquía alienante, en tanto que los ciudadanos son obligados a afirmar en congruencia con estos intereses. El gran enemigo de Oceanía, el lugar donde se desarrolla la novela, se llama Emmanuel Goldstein, una clara alusión al personaje real de Trosky, que en principio sentó los cimientos de la sociedad pero que se convirtió en un traidor hacia la patria. El sublibro de Goldstein, que se encuentra hacia la mitad del relato, supone un altibajo importante, pero se solventa con un crudo y extraordinario final, en el que la aventura amorosa y estrictamente pasional que Winston Smith mantiene con Julia, una miembro del Partido, se solventa con una conclusión inesperada.
1984 es una novela inmortal, se mire por donde se mire. La riqueza imaginativa y su estátus de obra cumbre de la denuncia social, y reflexión sobre la moralidad de la sociedad en generaciones futuras, es innegable, y representa la obra más conseguida de su autor, que escribió también las excelentes Rebelión en la Granja y Subir a por Aire. Su estilo literario, radical y acorde con los duros acontecimientos que se suceden en la historia, son también un punto de inflexión en la manera de plantearse la generalidad del destino del mundo.
Imprescindible. Una obra de culto y de referencia, con una influencia inconmensurable y con un notorio poder de influir considerablemente a todo aquel que se dispone a leerla.

Hij@,¿qué es la globalización?



Subtítulo:La primera revolución del siglo XXI
Autor: Joaquín Estefanía.
Editorial: Punto de Lectura, 2003.

Sinopsis: El término globalización, que debería significar que somoas más independientes y que actuamos de modo cada vez más sememjante, se aplica casi exclusivamente al campo económico.Entendida de este modo, la globalizaciób ha multiplicado las desigualdades y reducido la participación política. Con el motivo de superar estas contradiciones, surge el movimiento antiglobalización, considerado, pese a su heterogeneidad, el protagonista de la primera revolución del siglo XXI, y que busca extendfer el ámbito de la globalización fundamentalmente a la política, la cultura, los derechos humanos, económicos y sociales, y al ecología. Pero, después del 11 de septiembre, los antiglobalizadores han de estar vigilantes para no convertirse en el chivo expiaorio de un nuevo macartismo.

Estados fallidos



Subtítulo: El abuso de poder y el ataque a la democracia.
Autor: Noam Chomsky
Editorial: Ediciones B, 2007.

Sinopsis: En esta esperada continuación de su best-séller internacional Hegemonía o supervivencia, Noam Chomsky da la vuelta a la tortilla y nos muestra cómo Estados Unidos comparte rasgos con otros estados fallidos, y en consecuencia supone un peligro cada vez mayor para sus habitantes y el mundo en general.
Los estados fallidos, escribe Chomsky, son aquellos que carecen de capacidad o voluntad «para proteger a sus ciudadanos de la violencia y quizás incluso la destrucción» y ase consideran más allá del alcance del derecho nacional o internacional». Padecen un grave «déficit democrático» que priva a sus instituciones de auténtica sustancia. Al explorar los últimos avatares de la política exterior y nacional de Estados Unidos, Chomsky revela los planes de Washington para mili­tarizar aun más el planeta, evalúa las peligrosas consecuencias de la ocupación de Irak, documenta el modo en que Washington se salta las normas internacionales y también examina el diseño del sistema electoral estadounidense que elimina las alternativas políticas genui­nas e impide cualquier democracia efectiva.
Contundente, lúcido y meticulosamente documentado, Estados falli­dos ofrece un exhaustivo análisis de una superpotencia global que desde hace tiempo se arroga el derecho de remodelar otras naciones, mientras sus propias instituciones democráticas atraviesan una grave crisis y sus políticas y prácticas imprudentes sitúan el mundo al borde o del desastre nuclear y medioambiental. En su sistemático desmantelamiento de la falsa condición de árbitros mundiales de la democracia que se atribuye Estados Unidos, Estados fallidos es la crítica más centrada, y urgente, de Chomsky hasta la fecha.

jueves, 14 de enero de 2010

El cerebro del rey (Nolasc Acarín)



Subtítulo: Vida, sexo, conducta, envejecimiento y muerte de los humanos.
Autor: Nolasc Acarín Tusell.
Editorial: RBA de bolsillo, 2005.

Sinopsis: En este libro apasionante, agudo y deslumbrante se da respuesta a la pregunta más elemental: ¿por qué nos comportamos como lo hacemos? Se explica cómo los humanos hemos conseguido tener un cerebro tan versátil, cómo influye en nuestro comportamiento la herencia de múltiples formas de vida animal anterior
a la nuestra y de qué forma reaccionamos frente al estímulo de la naturaleza o de otro humano. Todo ello con un cerebro de kilo y medio que, como se explica, sirve para andar, pensar, amar, odiar, hacer la digestión, controlar el ritmo del corazón, ser feliz o estar triste.

La mano invisible





Subtítulo: El gobierno del mundo.
Autor: Joaquín Estefanía
Editorial: Punto de lectura, 2007

Sinopsis: ¿Quién gobierna en realidad el mundo? ¿Cuáles son los hechos y las técnicas del ejercicio del poder? Una obra que se interroga, sin planteamientos simplistas ni maniqueos, sobre el verdadero valor del voto y de la participación política en un mundo en el que la economía y los mercados han sustituido al poder tradicional de los Estados y amenazan la capacidad de soberanía de países enteros. Una reflexión sagaz sobre los oprimidos y los opresores y sobre cómo los unos pueden fácilmente convertirse en los otros.

FAHRENHEIT 451





Autor: Ray Bradbury
Editorial: Debolsillo 2003.

Sinopsis: Fahrenheit 451: la temperatura a la que el papel se enciende y arde.
Guy Montag es un bombero y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.
La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias trasnmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.
"Fahrenheit 451 es el más convincente de todos los infiernos conformistas".